ESCUELA DE INFANTIL

Como directora del centro, me dirijo a vosotros por última vez, para comunicaros la noticia de mi jubilación el próximo 1 de noviembre. Me habría encantado despedirme en otras circunstancias y de una forma más cercana pero la situación actual no lo permite. Quiero empezar dando las gracias a todas y cada una de las personas que me he encontrado en mi camino: A las delegadas/os de educación, inspectores, alcaldes y concejales, que siempre han estado ahí para tenderme una mano cuando los he necesitado y al personal de mantenimiento del centro, a las personas responsables de las diferentes instituciones locales por colaborar en las actividades que conjuntamente hemos organizado. A los directores y directoras con los que he tenido la suerte de compartir esta fascinante aventura de dirigir un centro educativo, siempre hemos formado un buen equipo. A mis compañeras/os de claustro de todos estos años, a quienes me precedieron en la jubilación y que tengo la suerte de seguir contando como amigas, a las que pasaron por el centro y a mi querido claustro actual. ¡Gracias a todas por haber sido tan buenas compañeras de viaje! A las AMPAS, por haberse implicado colaborando desinteresadamente en la educación de nuestros pequeños. ¡Gracias porque nos habéis hecho sentir como una gran familia! Gracias, de nuevo a todos, por haberme apoyado haciendo más placentero y eficaz mi trabajo. ¡Y no, no me olvido de mis niños y niñas! Los he querido dejar como broche final porque ellos son el alma del colegio, lo más importante y lo que me hizo elegir esta profesión. A ellos, les debo el mérito de haber mantenido durante tantos años mi ilusión por mi trabajo y sentirme orgullosa de dedicarme a la mejor profesión del mundo: Ser “maestra de infantil”. ¡GRACIAS! Por haber compartido conmigo tan gratas experiencias y haberme enseñado tantas cosas… En mi proyecto de dirección comparaba el cole con un gran barco al que quería llevar a buen puerto procurando una travesía lo más eficaz y placentera posible. He intentado llevar el timón de la mejor manera que he sabido, ha sido un viaje de más de 25 años (entre secretaría y dirección). Seguro que habré cometido errores y pido disculpas por ello, pero apoyada por mis equipos directivos, hemos corregido el rumbo siempre que ha sido preciso para no perder nunca el norte y lo hemos hecho con la mejor intención. Ahora que se acerca el final del trayecto, puedo decir que ha sido un viaje… ¡inolvidable! Hemos realizado, con la ayuda de toda la tripulación, un largo recorrido por aguas tranquilas, ¡claro que a veces ha habido que esquivar alguna tormenta! pero eso lo ha enriquecido y lo ha hecho más interesante. Os aseguro que he disfrutado en todos y cada uno de los puertos en los que curso a curso hemos hecho escala. Queridas familias, os pido que sigáis apoyando al nuevo equipo directivo. Sé que dejo el cole en buenas manos, seguid colaborando con las seños en la educación de vuestros hijos remando todos en la misma dirección, pues nos encontramos en medio de una tempestad. Quiero transmitir un sentimiento de tranquilidad: como ya es sabido, después de la tormenta, viene la calma. Aunad entre todos las fuerzas porque sólo así lograremos llevar nuestro barco a buen puerto ¡ nuestros pequeños pasajeros lo merecen! Para mí ya llega el final del trayecto, continuad remando con ilusión y valentía. El Covid ha querido separarnos, pero esa distancia es sólo física, porque yo os llevaré siempre en mi corazón. Ha sido para mí un gran orgullo, trabajar en y por este centro. Quisiera despedirme del mismo modo que llegué a mi querido cole: “como Maestra”. Entre tantas y tantas anécdotas, recuerdo la frase que escuchaba los lunes por la mañana, cuando al llegar a clase alguno de mis niños, me gritaba entusiasmado con su inocente vocecita: “ ¡Seño! ¿A que mañana te ví? “ A partir de ahora, seré yo quien los vea “mañana”. Pero será … con los ojos del “Ayer”. Un abrazo y ¡Hasta siempre! Luisa Angeli Panadero